Parecía que había logrado dejarlo atrás. No el dolor, porque ese posiblemente lo acompañará hasta el último de sus días. Pero sí los episodios de incapacitación total de su cuerpo provocados por los traumas vividos en el último año. Karl había comenzado la temporada 2020-21 publicando un vídeo en YouTube dedicado a la memoria de su madre, fallecida en abril, a modo de catarsis. También para ayudar a concienciar sobre la gravedad del COVID-19, promover la vacunación y servir de apoyo a quienes han perdido a algún allegado a causa de la maldita enfermedad.
Alrededor de principios de diciembre, trascendió que, además de su madre, Towns tenía siete familiares que habían muerto desde el comienzo de la pandemia. “He visto muchos ataúdes en los últimos tiempos”, declararía en uno de sus primeros encuentros con la prensa. Con toda la normalidad que se puede esperar de una persona expuesta a la pérdida de forma tan brutal en tan poco tiempo, la rutina de la temporada empezó a fluir. Esta vez con el estrés que la situación de la pandemia obligó al conglomerado de jugadores de la NBA. Sometido a constantes pruebas y restricciones que se tradujeron en una temporada especialmente dura en cuanto a espíritu.
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