Todo lo que estás a punto de leer puede sonar atrevido debido al poco tiempo de muestra que disfrutamos, pero el impacto visual no engaña. La defensa de los Boston Celtics es ahora mismo la más insuperable del mundo y una de las más sólidas en lo que va de siglo. Para encontrar comparaciones recientes de su impacto actual en la destrucción del juego, debes ir a equipos históricos como los Warriors de 2017, los propios Celtics de 2008 y los Pistons de 2004. En la terna estarían los San Antonio Spurs de principios de los 2000, Los Angeles Lakers de 2020 o los Memphis Grizzlies de Grit & Grind, pero sobre todo estos últimos tenían puntos débiles aprovechables.
Durante el ciclo actual de los Celtics, que podemos identificar con la llegada de Brad Stevens o la selección de Jayson Tatum para unirse a Jaylen Brown, su defensa ha sido consistentemente una de las mejores de la liga. Desde la 2017-18 encadenan cuatro temporadas entre los diez primeros de la liga con la única interrupción del decimocuarto puesto en la temporada 20-21. Este año ocupan la segunda posición solo por detrás de los Golden State Warriors. Sin embargo, desde enero su ventaja sobre los Phoenix Suns —segundo mejor dato en este tramo— es la misma que la de los propios Suns con la décima mejor defensa de la liga.
Estos datos son extremadamente trillados y es probable que cualquier dinámica exagerada en la temporada regular cambie drásticamente cuando lleguen los playoffs. Bueno, los playoffs están en marcha y la defensa de Boston sigue pareciendo intratable. Más teniendo en cuenta que frente a ellos tienen a dos de los talentos ofensivos más brillantes de la historia.
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